"Soy esa palabra que reflejo...
Recorro las palabras que escribo"

 

 

 
“Vivir es sumar huellas y escribir es conjeturar verdades. El tiempo vivido queda como recuerdo. La palabra escrita permanece como argumento. Al vivir creamos una experiencia y al escribir nos entregamos a la escritura que evoca esa experiencia. Trazo en el tiempo y trazo en la página: analogía entre las palabras que escribimos y los pasos que damos. Al andar, diseñamos un destino. Al escribir, lo postulamos como el único destino posible. Caminamos nuestra vida y la escribimos. Escribimos sueños y reflexiones en páginas que nos revelan. Un paso sucede a otro paso, una palabra continúa a otra. Pasos y palabras: marcha, imagen, gesto. Todo sucede a todo y precede a todo en una larga e ininterrumpida cadena de eslabones siempre particulares y diferentes: todos relacionados entre sí, todos significativos...”

 

 

 

 

 

 

 

 

Espiral de tiempo

 

 

 

“Al pensar, los hombres nos hacemos responsables del mundo: todos somos el mundo porque todos lo hemos ido dibujando con nuestros pensamientos. Por las ideas nos relacionamos con el universo. Ellas son nuestra atalaya de él. Más que la realidad, nuestra percepción de la realidad; más que el mundo, nuestra legibilidad del mundo; más que la voz del tiempo, nuestra manera de escuchar el tiempo... Ideas para crear, para discurrir, para imaginar. Ideas que son verdades parciales: síntesis de lo que aceptamos y rechazamos, de lo que asumimos falso o de lo que creemos verdadero. Las ideas son dueñas del secreto del tiempo: en su vivacidad, en su brillo, vive la eternidad de los instantes. Insustituible, definitiva, siempre útil, siempre inteligibilidad viva, lectura, impresión, imagen, recuerdo: una idea...”

 

 

 

 

 

 

Arrogante último esplendor

 

 

“Las palabras hay que merecerlas. Es necesario definir nuestra relación con ellas. Precisar esa relación es algo que puede llevar años, a veces incluso, toda la vida. Pocas cosas nos ayudan más a comprendernos que la identificación de esas palabras que distinguimos en nosotros, palabras con que escogemos nombrar el signo de nuestras percepciones. Somos las palabras que reflejamos. Ellas dicen y nos dicen. Nos traducen y, por ellas, traducimos. A través de las palabras todo el universo se convierte en expresión viva dentro de nosotros.”

 

 

 

 

 

 

 

Puentes y voces

 

 

 

“El desvanecimiento de un ser que vive contrasta con la articulación de ese mismo ser que escribe. La experiencia del hombre, vaga, contradictoria, puede reflejarse en la plena coherencia de la página escrita. La vida casi nunca es predecible, la escritura sí lo es. La vida no es siempre coherente, la escritura suele serlo, o debería serlo. La vida no da segundas oportunidades. ¿La escritura lo hace? La vida tiene, a veces, el propósito que nosotros le damos; algo que siempre sucede con la escritura, que depende por entero de nuestras decisiones. La escritura no escapa a nuestras manos. La vida suele hacerlo. Tratamos, tal vez, de vivir de la misma manera en que escribimos: trazando conscientemente ciertos signos en los que creemos encarnar o en los que nos gustaría ser reconocidos.”

 

 

 

 

 

 

 

El azar de las lecturas